
Lucas Faggiano cuenta con una amplia experiencia en el baloncesto profesional, que le ha llevado a competir en ligas de Estados Unidos, España, Brasil y México. En esta entrevista, el base argentino destaca cómo la formación le brindó nuevas herramientas para proyectar su futuro profesional más allá del campo de juego
Actualmente, a sus 36 años, Lucas compagina el juego con un papel de liderazgo dentro y fuera del campo de juego. Su experiencia como estudiante del Máster Universitario en Gestión Deportiva Online de Johan Cruyff Institute le ha proporcionado una visión estratégica sobre la industria del deporte, así como herramientas reales para pensar su transición hacia nuevos desafíos profesionales.
En esta entrevista, Lucas Faggiano ofrece una mirada sobre su evolución como deportista, las claves de la formación online para deportistas en activo y los motivos por los que recomienda prepararse desde ya para el futuro profesional más allá del rendimiento.
Has jugado en Estados Unidos, Argentina, Brasil, España y México ¿Qué aprendizajes personales y profesionales te dejó jugar en tantos países?
La verdad es que fue una experiencia muy enriquecedora. Pasar por diferentes países te abre mucho la mente. Cada lugar tiene su propia cultura, su idiosincrasia, su forma de entender la vida, y eso representa un desafío constante de adaptación. Cuando llegas a un país nuevo, no puedes esperar que todo funcione como en el tuyo; tienes que aprender a adaptarte a su realidad.
Vivir distintas culturas y formas de vida te aporta herramientas que van más allá del deporte. No solo creces dentro de la pista, también fuera. Con el tiempo, cada nuevo destino se convierte en un nuevo ejercicio de adaptación, y aunque el entorno sea muy diferente, ya cuentas con cierta preparación.
«Ya sea en Brasil, en México o en Europa, cada experiencia suma. Más allá del rendimiento deportivo, lo que más valoro son las relaciones humanas que se construyen. Al final, eso es lo que permanece una vez que termina la etapa como deportista. ”
¿Cómo ha evolucionado tu rol como jugador a lo largo de los años?
Creo que he seguido una evolución bastante natural. Cuando tenía 18 o 19 años, empecé a ganarme un lugar en el primer equipo intentando aportar desde donde fuera necesario. Observaba qué necesitaba el equipo y trataba de sumar desde ahí.
Al principio, solía entrar en momentos complicados, cuando el equipo necesitaba cambiar la dinámica. Con los años y la experiencia, fui asumiendo un rol más protagonista, especialmente entre los 28 y los 30 años, siendo ya una parte central del equipo.
«Ahora, con 36, desde hace un tiempo desempeño un papel más ligado al liderazgo, tanto dentro como fuera de la pista. Juego de base, lo que me permite aportar calma en momentos clave y asumir la dirección en los finales ajustados. Me toca compartir mi experiencia con los más jóvenes, algo que considero fundamental, sobre todo en esta posición.”
¿Cuál ha sido el momento más desafiante de tu carrera deportiva?
He tenido varios retos, pero sin duda el más exigente fue jugar con la selección. Fue también uno de los momentos más memorables. Debuté contra Estados Unidos en un partido decisivo para la clasificación al Mundial de China 2019.
No es lo mismo disputar un amistoso o un torneo de preparación que jugarte la clasificación a un Mundial. Esa presión extra hace que la responsabilidad sea aún mayor. Sin duda, fue el mayor reto de mi carrera deportiva.
¿Qué te motivó a estudiar en Johan Cruyff Institute?
Siempre me ha interesado estudiar. Soy una persona curiosa, con inquietudes tanto dentro como fuera del ámbito deportivo. Había comenzado algunas formaciones a distancia, pero por distintos motivos no logré continuidad.
Llevaba tiempo buscando una formación en gestión deportiva, pero muchas opciones eran presenciales, lo cual es complicado cuando tienes una carrera profesional activa. Incluso si estás en la ciudad donde se imparte el curso, los horarios cambian constantemente.
Ya conocía Johan Cruyff Institute, así que me puse a investigar y encontré una propuesta seria, de prestigio, y que además se adaptaba a mis necesidades. Cuando vi la oportunidad, no lo dudé.
«Me matriculé porque era justo lo que buscaba: una formación sólida que me ofreciera herramientas reales. Y menos mal que tomé esa decisión. ”
¿Cómo ha influido esta formación en tu visión del deporte y en tu futuro profesional?
Johan Cruyff Institute me dió muchas herramientas y me aportó una perspectiva amplia y profunda del deporte. Te permite entender aspectos que como deportista no sueles ver. Todo lo que sucede detrás de un evento, el trabajo que hay en la sombra para que todo funcione, es enorme.
«Como jugador, estás centrado en lo que ocurre dentro de la pista —y ya es bastante—, pero hay un engranaje muy complejo detrás, y entenderlo es clave si quieres seguir vinculado al deporte desde otro rol. ”
Ahora me pasa que cuando voy a un estadio no solo miro el partido, también observo cómo está organizado todo: el recinto, el personal, los sistemas, los flujos… Me interesa especialmente el ámbito de la gestión y el negocio deportivo, más que la dirección técnica. Es por ahí por donde veo mi camino a futuro.
¿Qué le dirías a un deportista que está dudando si empezar a formarse?
Le diría que lo haga. Está más que demostrado que se puede compaginar. Tenemos tiempo suficiente y hoy muchas instituciones se adaptan a nuestras rutinas.
No es fácil, claro. Nuestros horarios cambian constantemente. A veces tienes que estudiar en casa, otras veces en un hotel o en un avión. Requiere sacrificio: usar tiempo de descanso o de ocio para estudiar. Pero vale la pena.
«Después de compartir en redes sociales que había finalizado el máster, me sorprendió la cantidad de deportistas que me escribieron preguntando por la experiencia. Hay muchas inquietudes ahí fuera, muchas ganas de formarse.”
Si lo están considerando, les diría que no lo duden. Es una inversión que vale la pena.
¿Qué enseñanza o herramienta destacarías de tu experiencia en Johan Cruyff Institute?
La asignatura que más me gustó fue Gestión de organizaciones deportivas. Para mí es la base. Me encantó porque permite hacer un análisis estructurado, un diagnóstico real de una entidad, y a partir de ahí diseñar un plan estratégico.
Ese enfoque me dio herramientas concretas para pensar en cómo reestructurar un club, cómo impulsar un proyecto, cómo liderar un proceso de transformación. Esa parte es la que más me motiva, y la que más me gustaría desarrollar en el futuro.