Sabine Hazboun, ex nadadora olímpica palestina y estudiante del Máster en Gestión Deportiva becada por The Cruyff Athlete Fund, es un ejemplo de vida para todos aquellos deportistas que quieren tener un futuro en la industria del deporte
Haber participado en cinco campeonatos del mundo, dos Juegos Asiáticos, los Juegos Olímpicos de la Juventud y los Juegos Olímpicos de Londres’2012, y ostentar además el récord nacional en 50 y 100 metros mariposa, y en 50, 100, 200 y 800 metros estilo libre con tan sólo 25 años, es un palmarés encomiable para cualquier deportista. Haberlo conseguido aún a pesar de haber nacido en Belén, ser testigo prematuro de la guerra y crecer en una Palestina en tiempos de la Segunda Intifada, está al alcance de muy pocos. Sabine Hazboun es una de ellos.
A los 17 años tuvo la oportunidad de salir de “esa gran jaula”, como dice ella, y volar a Barcelona para ingresar en el CAR de Sant Cugat, el centro de alto rendimiento que la ha visto desarrollarse como la extraordinaria deportista que es. Solidaridad Olímpica Internacional reconoció su talento y le tendió la mano para sacarla de un país en constante conflicto y seguir soñando a lo grande, algo que aprendió de sus padres, que la guiaron hacia el camino del deporte para labrarse un futuro mejor. En Barcelona se licenció en traducción e interpretación por la Universitat Autònoma de Barcelona; nativa en árabe, también habla inglés, español, catalán, francés e italiano. Sabine, intrépida y siempre orientada a nuevos objetivos, se atrevió con otro reto el año pasado.
Sabine Hazboun respondió a la inciativa de Johan Cruyff Institute y postuló por una beca para cursar el Máster en Gestión Deportiva a través de la campaña The Cruyff Athlete Fund, el fondo de becas que Johan Cruyff Institute ofrece dentro de su programa de Responsabilidad Social Corporativa para poner en práctica el legado de nuestro fundador, Johan Cruyff. Sabine espera graduarse este verano y abrir un nuevo capítulo en su vida a la edad de 26 años.
Con ella charlamos de su camino hasta aquí y de sus inquietudes en su agradable visita a nuestras instalaciones en Barcelona antes de la pandemia del coronavirus. A juzgar por su carácter abierto y experiencia de vida, apostamos a que lo está llevando bien, con resiliencia, una de sus mejores virtudes.
¿Qué recuerdos tienes de tu infancia?
Tengo muchos recuerdos de mi infancia. En realidad, lo recuerdo casi todo, pero principalmente a mi familia y amigos y muchos recuerdos relacionados con el deporte. Mis padres me iniciaron en muchos deportes antes de la natación. Tal vez no pueda decir que tuve una infancia normal, porque desde los seis años hasta los once viví una guerra, del 2000 al 2002 fueron los años más difíciles durante la segunda Intifada y el asedio a la basílica de Belén. Así que mis recuerdos son una mezcla de momentos muy felices con mi familia, mis amigos y el deporte, y también miedo por la situación. Es una mezcla de ambos.
«Mis recuerdos de mi infancia son una mezcla de momentos muy felices con mi familia, mis amigos y el deporte, y también miedo por la situación; es una mezcla de ambos»
Tus orígenes palestinos no debieron ponerte las cosas fáciles para convertirte en deportista profesional. ¿Cómo lo conseguiste?
Gracias a mi resiliencia y ambición, en pocas palabras. Por supuesto, mi origen palestino no lo hizo fácil, pero también hay una parte positiva, porque en mi ciudad natal, en Belén, crecí sin muchas actividades. Viviendo aquí en Europa y viendo a los niños, ves que tienen muchas opciones para divertirse, pero el deporte es visto como algo más difícil o, tal vez, como una actividad. Sin embargo, allí si quieres hacer alguna actividad, tienes que hacer deporte, por lo que siempre solíamos estar en el club. No hay cines o parques, para estar fuera de casa – y yo quería- te quedaba el deporte. Y yo sabía que eso es lo que quería hacer.
¿Cómo conseguiste ingresar en el CAR de Sant Cugat?
Fue por una beca de ‘Solidaridad Olímpica Internacional’. Vinieron a Palestina, a Belén, y estudiaron toda la situación deportiva en febrero de 2011, y entre ellos estaba el jefe de Relaciones Internacionales del centro de alto rendimiento (CAR), el Sr. Josep Escoda. Dieron varias becas para que algunos atletas palestinos fuéramos a Barcelona.
De no haber ido a Barcelona, ¿cómo crees que sería ahora tu vida?
Mi vida habría sido muy diferente. Lo único que sé es que igualmente hubiera ido a los Juegos Olímpicos. Tal vez hubiera ido a otro país, aprendido otro idioma, pero mi visión del mundo sería diferente, porque vivir en dos mundos, en diferentes culturas, me hizo verlo desde diferentes perspectivas y entender la mayoría de los puntos de vista. Supongo que hubiera sido muy diferente.
¿Estabas compitiendo durante la guerra?
Tenía entre seis y once años. Empecé a nadar a los seis, mi madre era nadadora, y a los nueve empecé a competir. Durante el asedio a la basílica de Belén, por ejemplo, tenía ocho años, no estaba compitiendo, pero no entendía nada. Hay un muro de separación entre Palestina e Israel, que limita el traslado. No tenemos derecho a salir y viajar, o ir al otro lado. Eso lo hizo difícil, pero no lo entendía al principio. Así que vivía una vida normal, como cualquier niño en mi ciudad natal, pero dentro de una gran jaula, tal vez.
«Hay un muro de separación entre Palestina e Israel, que limita el traslado. No tenemos derecho a salir y viajar, o ir al otro lado. Eso lo hizo difícil»
¿Es un mito que los deportistas profesionales no pueden compaginar deporte y estudios?
Es un gran mito, sí. Necesitas hacer deporte para concentrarte, activar tu mente, estudiar. Y psicológicamente también es muy bueno cuando combinas ambas cosas. Digamos que, deportivamente te va muy bien pero fallas en los exámenes, entonces tienes algo que te motive. No piensas mucho en ese tropiezo; si no tienes una cosa, tienes la otra. Además, siempre puedes organizar tu tiempo. Si solo tienes que estudiar, tienes todo el día por delante y al final acabas por no hacer nada, mientras que si sabes que tienes entrenamiento a las 7 de la tarde, por ejemplo, haces tu trabajo y después vas a entrenar. Son perfectamente compatibles ambas cosas.
¿Qué tal te va en el Máster en Gestión Deportiva?
Me encanta, todo está siendo muy rápido. Lo que más me gusta es la flexibilidad que te permite, podemos decidir cómo organizar nuestro tiempo y depende de nosotros, depende de mí sacar el máximo provecho de esto.
«Me encanta el máster, todo está siendo muy rápido. Lo que más me gusta es la flexibilidad que te permite, depende de mí sacar el máximo provecho de esto»
¿Cuán de importante son los estudios para los deportistas durante su carrera? ¿Crees que es posible estudiar y seguir compitiendo al más alto nivel?
Muy importante. Se lo digo a todos los deportistas porque todos sabemos que la carrera deportiva tiene un final. Y especialmente para los deportistas que se dedican profesionalmente a un deporte, que tienen su salario y es su único trabajo. De hecho, uno de mis entrenadores en el centro de alto rendimiento siempre me decía: “Este año has ganado el campeonato del mundo, pero quiero que sigas estudiando porque también es muy importante”.
¿Qué aspecto te gusta más de la gestión deportiva y por qué?
Lo que más me gusta es todo lo que tenga que ver con la innovación y la mejora en la gestión deportiva, por lo que diría la gestión de eventos, la gestión de proyectos y especialmente, la gestión estratégica, porque para hacer un cambio o mejorar una instalación deportiva requiere llevar a cabo un largo análisis, trabajar en una estrategia a nivel interno y externo. Creo que es muy importante y me encanta este aspecto, porque es ahí donde veo que puedo cambiar las cosas.
«A todos los deportistas les digo que la educación es muy importante, porque todos sabemos que la carrera deportiva tiene un final»
¿Cómo crees que deberían prepararse los deportistas para la retirada?
Los deportistas deben trabajar en su forma de ver el deporte, en el aspecto mental. Diría que tienen que hacer algo más que deporte, y si quieren retirarse, hacerlo de forma muy gradual, porque es un gran problema. Imagina a un deportista que entrena 7 horas al día, y de repente, se ve perdido. Porque cualquier deportista profesional o atleta que ha disputado Juegos Olímpicos cuando se retiran siente que no hay nada que pueda comprarse a eso. Por lo tanto, deben hacer algo además de deporte antes de retirarse, y deben concentrarse mucho y dejarlo gradualmente. Existe otro problema que los entrenadores conocen muy bien, incluso antes que los deportistas, y que nos afecta a la mayoría de nosotros, y es la identidad. Tenemos una identidad deportiva, somos alguien en nuestro deporte, pero cuando se acaba, ¿no somos nadie? ¡Claro que sí! Hay que centrarse en otra cosa y seguir adelante con tu vida. Porque el deporte es muy importante y representa gran parte de tu vida, pero tienes que superar mucho más cuando dejas de competir.
¿Te preparaste tú para ese momento?
No, no lo hice. No preparé mi retirada y fue un desastre. Tal vez no lo haya asimilado hasta ahora, me ha llevado años entender qué me pasó. No es fácil, por eso digo que los deportistas deben prepararse muy gradualmente, porque en mi caso no fue gradual. En una semana supe que había perdido mi beca, fue un shock, y más estando lejos de casa, sola. Dejar el centro de alto rendimiento y verme en una ciudad que no era mi ciudad natal, fue difícil.
¿Cuáles son tus planes una vez te gradúes?
Definitivamente me encantaría trabajar en la FINA, la Federación Internacional de Natación, o el COI, o en una gran organización, donde sea que tenga posibilidades de ayudar en el desarrollo de deportistas jóvenes o en edad de competir.
¿Qué opinas de iniciativas como The Cruyff Athlete Fund?
Creo que es increíble, es genial. No estaría aquí, ni aprendido todo lo que estoy aprendiendo. Creo que es una muy buena oportunidad para todos los deportistas que desean seguir una carrera deportiva, y no solo competir. Siempre pensé que realmente quería trabajar en deportes, pero como atleta no tenía ni idea del mundo de los negocios, creo que es lo que nos falta a todos los deportistas. Sabemos el trabajo que se hace en nuestro deporte, en la piscina, en el sector, pero no sabemos cómo funciona la industria del deporte.
«La iniciativa de The Cruyff Athlete Fund es genial; sin ella, no estaría aquí. Es una muy buena oportunidad para todos los deportistas que desean seguir una carrera deportiva»
¿Qué les dirías a los deportistas que piensan que es muy complicado ponerse a estudiar después de tantos años sin hacerlo?
¿Quizás te refieres a deportistas no tan jóvenes? No creo que sea difícil volver a estudiar. Yo misma lo hice. No terminé la escuela secundaria en Palestina, terminé hasta el undécimo grado, y cuando llegué aquí, era imposible encontrar una escuela en inglés, así que me tomé un año escolar solo para aprender español. Y, al año siguiente, volví a estudiar matemáticas, ciencias, historia, todo, y estaba preocupada, pero sólo los primeros meses. La clave es no dejar nunca los libros, siempre leer. Es vital, necesitas activar tu mente, hacer actividades, moverte, cualquier cosa que requiera de tu concentración, que ayude a mantener tu mente en forma.
Imagen de cabecera: Yuriy Ogarkov