
Steve Johnson, codirector del programa ‘Liderar desde la autoconciencia‘, explica cómo ser más eficaz en la gestión de los conflictos interpersonales y el estrés
El coaching deportivo se basa en una comunicación eficaz. Pero a veces, cuando sentimos que nos atacan o amenazan verbal o psicológicamente, nuestro cuerpo y nuestro rostro tienen una forma fascinante de responder a los conflictos interpersonales que no sólo influye en cómo nos sentimos, sino que también repercute en nuestra capacidad de aprender y rendir.
La teoría polivagal de Stephen Porges ofrece una perspectiva que nos ayuda a entender estas respuestas, destacando tres estados distintos:
- el sistema de compromiso social
- la respuesta de lucha o huida del conflicto
- la respuesta de inmovilización ante un conflicto
Estos estados, cada uno con su propio conjunto de reacciones fisiológicas y conductuales, ayudan a comprender cómo manejamos las relaciones humanas cuando surge un conflicto.
Imaginemos un escenario en el que dos personas, digamos un entrenador y un deportista, están en desacuerdo. Al principio, cuando ambos sienten que se trata de un conflicto menor, pueden sentirse seguros y conectados en su contexto social, sus cuerpos muestran lo que se denomina el Sistema de Compromiso Social. El sistema de compromiso social de los seres humanos (y otros mamíferos) es único en cuanto a que nuestros rasgos faciales, que están conectados a nuestro corazón a través de vías neuronales, reflejan cómo nos sentimos.
Cuando nos sentimos relajados, tranquilos y seguros, se activa la rama ventral vagal del sistema nervioso parasimpático (SNP). En este estado se fomenta una sensación de calma, compromiso y conexión social. El entrenador y el deportista pueden escuchar activamente, mantener el contacto visual y entablar una comunicación cooperativa y empática. Este sistema entra en juego cuando los conflictos son menores o manejables, lo que permite la resolución eficaz de problemas y el entendimiento.
“Comprender la teoría polivagal nos capacita para reconocer la diferentes respuestas fisiológicas al conflicto”
Sin embargo, no siempre nos enfrentamos a conflictos sin importancia y las tensiones pueden ir en aumento, como suele ocurrir en el deporte. A medida que ese desacuerdo va a más o se percibe como una amenaza, el cuerpo puede pasar a la respuesta de lucha o huida. Esta respuesta se caracteriza por la activación del sistema nervioso simpático (SNS), lo que provoca un aumento de la frecuencia cardíaca, un incremento de la respiración y la liberación de hormonas del estrés como el cortisol y la noradrenalina. La capacidad de responder a las circunstancias cambiantes del entorno se conoce como neurocepción y no es una respuesta de pensamiento consciente, sino más bien una respuesta neuronal.
A medida que emociones como la ira, el miedo o la ansiedad adquieren protagonismo, el cuerpo se prepara para enfrentarse a la amenaza (lucha) o a escapar de ella (huida). Fisiológicamente, los músculos se tensan, las pupilas se dilatan, las expresiones faciales cambian y el cuerpo se prepara para la acción.
En algunos casos, los conflictos pueden resultar angustiosos y no podemos evitar sentirnos amenazados. En tales situaciones, el cuerpo puede recurrir a la respuesta de inmovilización. Este estado se caracteriza por una importante activación de la rama vagal dorsal del sistema nervioso parasimpático (SNP). Induce una respuesta de ‘congelación’ o ‘desconexión’, en la que los individuos pueden sentirse emocionalmente agarrotados, desconectados o incluso desesperados.
Fisiológicamente, el ritmo cardíaco y la presión sanguínea disminuyen y los músculos se vuelven rígidos. La inmovilización es una estrategia de supervivencia cuando ni luchar ni huir son opciones viables.
La respuesta del cuerpo al conflicto interpersonal es una interacción dinámica entre estos estados, influida por el nivel de amenaza percibido y las diferencias individuales en la regulación del sistema nervioso. Idealmente, la presencia del Sistema de Compromiso Social permite una comunicación eficaz y la resolución de conflictos. Sin embargo, cuando los conflictos se intensifican o nos angustian especialmente, el cuerpo puede pasar al modo de lucha o huida, o incluso al modo de inmovilización, lo que dificulta la resolución y la comunicación eficaces.
Comprender la teoría polivagal nos capacita para reconocer estas respuestas fisiológicas al conflicto. Armados con este conocimiento, podemos abordar los conflictos interpersonales y el estrés con mayor empatía y conciencia. Al crear entornos seguros y de apoyo, podemos ayudar a las personas a pasar de respuestas defensivas (lucha, huida o inmovilización) a un estado de mayor compromiso social y colaboración.
“Entender los cambios que se producen en el cuerpo en situaciones sociales estresantes, amenazadoras e incluso aterradoras es algo de lo que todos los entrenadores, profesores, líderes y padres pueden beneficiarse”
Entender los cambios que se producen en el cuerpo y en nuestro sistema de compromiso social en situaciones sociales estresantes, amenazadoras e incluso aterradoras es algo de lo que todos los entrenadores, profesores, líderes y padres pueden beneficiarse. Al hacerlo, resulta más fácil promover interacciones más sanas, crear culturas deportivas más saludables y ser más eficaces a la hora de gestionar los conflictos interpersonales.
Steve Johnson es director general de Wellbeing Science Institute y co-director docente de ‘Liderar desde la autoconciencia’, un programa que Johan Cruyff Institute y Wellbeing Science Institute impartirán conjuntamente a partir de febrero de 2024.
‘Liderar desde la autoconciencia’ es un innovador programa de liderazgo que se centra en áreas clave de la neurociencia moderna para ayudar a los líderes a desarrollar e integrar un conjunto de herramientas emocionales en su práctica del liderazgo.