Convertir al estudiante en parte activa del aprendizaje, poner a su disposición las reglas del juego, e introducir tecnología que permita interactuar y trabajar en espacios físicos que faciliten ambos elementos son básicos en una educación moderna e innovadora
La innovación en las aulas es un tema que se convierte en tendencia y que aparece y desaparece del debate educativo de manera sistemática. No nos creamos que es un debate propio de nuestros tiempos. A lo largo de la historia, la cuestión de cómo aprendemos y qué sistema o paradigma debería imponerse, o si un método es más o menos efectivo es recurrente entre la comunidad educativa.
Yo mismo he repetido como un mantra un proverbio chino que reza: “lo que oí lo olvidé, lo que vi lo entendí y lo que hice lo aprendí”, que podemos encontrar en diferentes versiones de similar significado. Sin olvidar, eslóganes más cercanos en el tiempo como el célebre ‘cada maestrillo tiene su librillo’.
Después de muchos años en el mundo educativo, mi experiencia y observación me lleva a dividir a los centros educativos y a los docentes, de aprendizaje formal (curso reglado y pautado) o informal (curso fuera del sistema educativo oficial). Tanto da, entre aquéllos que cuentan con un libro de estilo o metodología para que el estudiante aprenda, y aquéllos que carecen de ella. Haciendo un símil con el deporte, y me permito enfundarme la elástica ‘cruyffista’, la división podría realizarse entre los que tienen una filosofía de juego y los que no, sea porque no son conscientes de su necesidad o por su imposibilidad de aplicarla.
Dentro de nuestra filosofía de juego en Johan Cruyff Institute, innegociable, aunque siempre adaptable a docentes y discentes, me gustaría subrayar algunos elementos clave, de presente o de futuro.
La apuesta decidida por el “Active Learning” o aprendizaje activo. Según Felder & Brent (2009), investigadores de la Universidad de North Carolina, se considera como aprendizaje activo todo lo relacionado con el trabajo de clase que no se limita a que los estudiantes simplemente miren, escuchen y tomen notas. Convertir al estudiante en parte activa individual y grupalmente, antes, durante y una vez finalizada la clase, introducir tecnología que permita interactuar, y trabajar en espacios físicos que faciliten ambos elementos, se antoja crucial. Se trata de una metodología que muchos docentes y centros han ya experimentado y que cuyos resultados son tangibles (Freeman et al. 2014).
Como elementos críticos para su implementación, me tomo la licencia de apuntar en diversas direcciones:
- Estrategia: el docente necesita tener claro que el foco debe estar encima del estudiante y que éste debe tener a su disposición las reglas del juego (qué hacer, cuándo y cómo). El coach, o docente, supervisa y da feedback cualitativo. El contenido y los recursos pueden ser impartidos en múltiples soportes y momentos. Lo esencial es que el aprendizaje sea significativo y lo más real posible: los estudios de caso o simulaciones son muy interesantes pero, ¿os imagináis aprender a partir de una empresa real, con necesidades concretas, que acude al aula no sólo a explicar best (o worst) practices, sino a proponer retos para mejorar algunas de las áreas de su compañía?
- Tecnología: debe facilitar el aprendizaje (documentación compartida, comunicación grupal, etc.) ¿Qué obviedad, ¿no? Me parece interesante que introduzca el juego o la competición, y no porque sea una moda (seguro que conocéis Socrative o Kahoot) y la gestión.
- Espacio: la organización de los espacios y del mobiliario del aula deben poder adaptarse a las necesidades del momento. La Universidad de Minnesota inauguró en 2010 ‘Robert Bruininks Hall’, un espacio ideal para la implementación del aprendizaje activo. Harvard cuenta con la famosa ‘The Hilt Room’. En España hay también ejemplos como Mondragón, el Tecnocampus o nosotros mismos.
En conclusión, y de cara a la próxima temporada, futuros estudiantes, o docentes, ya tenéis un elemento más para decidir si os abonáis a cualquiera de los cursos que ofrece Johan Cruyff Institute. ¿Estáis preparados para entrar en juego?
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